martes, 6 de mayo de 2014

La "mala"

Hoy me gustaría hablar de “la mala” o también conocida como “el día de la llorera” o “la tontería”. Y como diría Goyo Jiménez “no lo digo, lo hago”.

7/8/9 a.m. Suena el despertador. Le das otros cinco minutitos más porque es lunes/jueves/martes y estás reventad@. Te incorporas y notas que te duele la cabeza. Malo. Ya empezamos mal. Te lavas la cara y ves en el espejo lo pálid@ que estás. Estamos en Mayo/Junio/Julio y hoy hace solazo y calor y tú tienes la melanina de Casper. Malo malo. No empezamos bien el día. Desayunas mientras ves la tv/lees un periódico/buceas en internet y lees que Montoro ha modificado un tema de la oposición o que va a modificarlo/ que hay un tertuliano en la tv que opina de derecho/economía sin tener ni puñetera idea (en este país de derecho, economía y medicina opina todo pichi, esto es así) y ya empiezas a “calentarte”. Te tomas un ibuprofeno para tu dolor de cabeza sideral. Ibuprofeno que no te va a hacer nada y lo sabes. Te metes en el opozulo. Si el opozulo tiene ventanas, bajas la persiana/estor para no ver penas (también llamada calle o mundo exterior) y enciendes tu fiel aliado el flexo. Tu dolor de cabeza sigue ahí y pasan 2 horas y el tema no avanza. No retienes, el ibuprofeno se ha llevado tus neuronas y ha decidido dejarse el dolor de cabeza. Te entra el agobio. “No llego” (si tienes que cantar), “no me sale” (si es contabilidad), “no me acuerdo” (si estás repasando). Y ya no hablemos si esto sucede en vísperas a un examen...
Y es ahí cuando llega “la mala”.

En mi caso me da la tontería de llorar. ¿Por qué lloro? Ay, buena pregunta. Pues no tengo ni idea. Lloro. Por el agobio supongo. Lloro hasta el borde de la deshidratación, hasta que me canso. Hasta que me aburro de llorar. Entonces y solo entonces, hago mi táctica infalible. Me miro al espejo y sí, corroboro mi palidez y me digo en voz alta (porque un buen opositor habla en voz alta como si tuviera un amigo imaginario llamado Spock) “A, ya está, ya has llorado, ya tienes mocos y sigues igual de pálida y aun con más dolor de cabeza. ¿Has ganado algo? No. ¿Has perdido algo? Si, tiempo y agua. Así que venga, se acabó la tontería (y aquí viene la clave) si el tema no entra hoy, entrará mañana y si no, no pasa nada”.

Creedme, funciona. Es como un monólogo catártico. Como si la presión desapareciera y entonces... el tema fluye. El dolor de cabeza seguirá ahí todo el día, sí, pero tu estarás mucho mejor contigo mism@.

La mala puede tener otras variantes, estrés, ansiedad... cualquier método de bloqueo que se os ocurra pero todos tienen la misma solución: calmarse. Yo he tenido SEMANAS (que se dicen pronto) de “la mala” y como dice mi santa madre (que también preparó oposición) eso es que el cuerpo te pide calma y como no se la des... vas fastidiado.

Por eso, como consejo a modo zen os diría que oigáis lo que el cuerpo quiere. Esto es como cuando estas a dieta y quieres una dichosa galleta de chocolate. Es mejor comértela a estar todo el día con un mono y una ansiedad dignos de tratar por drogadicción.

Y venga, volvamos al opozulo pero siempre con una sonrisa.

A.

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